La Basílica del Voto Nacional de Quito, erigida con motivo de la consagración del país al Sagrado Corazón de Jesús.
El 20 de marzo de 2021, en un comunicado difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Papa Francisco eligió la archidiócesis de Quito (Ecuador) como sede del 53º Congreso Eucarístico Internacional: "Se celebrará en 2024, en el 150 aniversario de la consagración de este noble país al Sagrado Corazón de Jesús. Este gran encuentro eclesial demostrará la fecundidad de la Eucaristía para la evangelización y la renovación de la fe en el continente latinoamericano".
Así, del 8 al 15 de septiembre de 2024, la ciudad de Quito se vestirá de gala para vivir, en el colorido entramado de sus calles coloniales, un acontecimiento global en el que participarán miles de personas de todo el mundo. Con ellos compartirá su fe eucarística y demostrará la alegría que brota de toda celebración fraterna.
Los Congresos Eucarísticos nacieron en 1881 gracias a la labor de los Padres Sacramentinos franceses, que formaban parte del comité fundador. El movimiento eucarístico, desencadenado en todo el mundo por los Congresos, ha recorrido la historia y, junto con otros movimientos litúrgicos, bíblicos, ecuménicos y patrísticos, ha contribuido a configurar el rostro renovado de la Iglesia surgida tras el Concilio Vaticano II.
Tras casi un siglo y medio de historia, reflejando la vida eucarística de la época y dando frutos inestimables de santidad y crecimiento eclesial, los Congresos Eucarísticos subrayan hoy la centralidad de la Misa en la vida de la Iglesia y trabajan para generar una "cultura eucarística", es decir, una manera de pensar y actuar basada en la comunión con Cristo y en la pedagogía del don y del servicio fraterno. Estas "fiestas eucarísticas" forman parte positiva de las comunidades cristianas de todo el mundo y manifiestan la vocación misionera de la Iglesia, que ofrece lo que más aprecia: "el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesús en los ojos, y el Espíritu de amor en el corazón".
Ahora le toca a Quito, capital de un país espléndido y atribulado, anunciar que sólo la fraternidad nacida de la Eucaristía puede sanar el mundo. "Fraternidad para sanar el mundo" es, de hecho, el tema del Congreso desarrollado en un texto base que ha ayudado a preparar las fechas y el contenido del evento. El contenido de este texto base -disponible en varios idiomas en las páginas web del Congreso- se entrelaza con varios elementos que marcan nuestra temporada eclesial. Empezando por el histórico documento Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común que el Papa Francisco firmó el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi con el imán de la Universidad Al-Azhar de El Cairo. Otro foco de atención es la encíclica papal Fratelli tutti (3 de octubre de 2020). Además, a partir del 5 de agosto de 2020, el pontífice pronunció una serie de catequesis sobre el tema "Sanar el mundo", en las que vuelve a proponer algunos principios fundamentales de la doctrina social desarrollada por la Iglesia para ayudar a sanar el tejido personal y social. Entre ellos figuran "el principio de la dignidad de la persona, el principio del bien común, el principio de la opción preferencial por los pobres, el principio del destino universal de los bienes, el principio de solidaridad y subsidiariedad y el principio del cuidado de la casa común".
Conjugando estos temas y otros -como la sinodalidad, en la que trabaja la Iglesia universal-, nuestro texto ofrece el testimonio vivo de comunidades cristianas que, en esta hora de la historia, caminan con la fuerza y la luz de la Eucaristía, haciendo suyos "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo".
De izquierda a derecha: Padre Vittore Boccardi sss, Arzobispo Alfredo José Espinoza Mateus, S.D.B. Arzobispo de Quito, Padre Corrado Maggioni S.M.M., Presidente del Comité Pontificio CEI.
Sin recurrir a los algoritmos de la inteligencia artificial, sino apoyándose en la experiencia sapiencial de las Iglesias particulares que habitan el continente sudamericano, el documento base afirma que a partir de la Eucaristía -que no es otra cosa que el Evangelio celebrado- los cristianos, transformados por el sacramento que celebran en pan partido para la vida del mundo, pueden convertirse en el bálsamo capaz de curar las heridas que atentan contra el valor universal de la fraternidad. En definitiva, la fraternidad puede sanar al mundo porque su fuente viva se encuentra en la celebración eucarística.
Por último, cabe recordar que la decisión de confiar la celebración de este acontecimiento internacional a la Iglesia de Ecuador se debe también al recuerdo de un acontecimiento que ha marcado la historia moderna del país latinoamericano, a saber, el 150 aniversario de la consagración del país al Sagrado Corazón de Jesús, que tuvo lugar el 25 de marzo de 1874.
A los cristianos de todo el mundo que estarán en Quito, el Congreso les presentará también el recuerdo de este gesto para que, abandonando la devoción estéril, se viva la Eucaristía, como afirmaba Pablo VI, como el don pleno del amor de Cristo representado por su Sagrado Corazón: "Queremos que, mediante una participación más intensa en el sacramento del altar, se honre el Corazón de Jesús, cuyo mayor don es precisamente la Eucaristía". Y el Papa Francisco, en su carta apostólica Desiderio Desideravi, añade que celebrar la Eucaristía significa "sumergirse en el horno del amor de Dios", donde crece la comunión eclesial.
A pesar de las dificultades políticas y sociales, el pueblo ecuatoriano prepara el Congreso Eucarístico Internacional como un momento de gracia para hacer de su país un lugar de paz, trabajo y fraternidad, y para compartir su fe con alegría.
http://www.congressieucaristici.va/content/congressieucaristici/it.html
Padre Vittore Boccardi, sss
Secretario del Comité Pontificio CEI
