Lunes, 27 Diciembre 2021 11:16

HISTORIA: Fundación de la Congregación en La Habana-Cuba

“La Habana carece de Historia (...) los más viejos inventan otra historia, mentirosa, como debe ser (...) entre La-Habana-que-no-existe y La-Habana-paraíso-perdido.”

Abilio Estévez

 

La revolución en marcha, con gusto nos dirigimos por la noche, después de la comida, a la terraza de la capilla para refrescarnos un poco y comentar los acontecimientos de la revolución. Empezaron estos a cobrar especial interés y preocupación a causa del marcado giro comunista que iba tomando la revolución, sobre todo a partir del fallido intento de invasión de Bahia Cochinos. El P. Martín Gorostidi se encargaba de animarlas reuniones con las noticias, no exentas de chispa que solía traer de Jesús de Miramar y que él compartía con los Padres Capuchinos. Pronto el P. Manuel Oyarbide dejo la Habana y salió destinado a Madrid, Sainz de Baranda (1961).

Milicianos en la casa, tal momento aconteció, cuando un día, a media noche, un piquete de milicianos golpeó fuertemente la puerta de la casa. Me desperté y, no sin temor, salí a recibirlos. No me libre de una discreta requisa y me preguntaban por el personal que se encontraba en casa esa noche. Todo con mucha serenidad. Les dije que en el momento se encontraban otros dos religiosos descansando. Ordenaron que salieran de los cuartos y nos encerraron a los tres en uno, amenazándonos con disparar si intentábamos salir. Los tres éramos: el P. Gorostidi, el Hno. Vicente Urquía y el suscrito P. Gregorio. Ese día fueron detenidos en sus respetivas capellanías el P. Segundo Urquía y el P. Ignacio María Eguibar. Por esta razón no se encontraban en casa esa noche.

Mientras nos retenían a los tres religiosos en un cuarto, los milicianos hicieron el registro de la casa a su gusto e incluso entraron solos a la Capilla. Hasta abrieron la puerta del sagrario, pensando que podían encontrar algo que pudiera comprometernos. Armas, por ejemplo. Al no encontrar nada que nos comprometiera, nos dejaron en libertad al interior de la casa y de la Iglesia, si bien bajo su vigilancia. Desde luego el trato que nos dieron fue de confianza y respeto. Nos permitieron abrir la Iglesia para que los fieles pudieran participar de la Eucaristía y nos permitieron utilizar la cocina y la mesa con toda libertad. O sea que, los milicianos no fueron impedimento para nuestro normal desenvolvimiento comunitario. Pocos días después regresaron a la comunidad los dos padres que se encontraban ausentes: P. Segundo Urquía y el P. Ignacio María Eguibar. Los que optaron por salir de Cuba.

Continuara…

 Padre Gregorio Urquiola, sss
Bogotá, Colombia, NOTIBIP 74 - Octubre 2021

Modificado por última vez en Lunes, 27 Diciembre 2021 11:19