Peregrinación pospuesta dos veces!

Con felicidad y curiosidad, bajo un sol generoso, pudimos por fin caminar hacia el descubrimiento de los lugares que marcaron el itinerario de vida de San Pedro-Julián Eymard.

Éramos once peregrinos venidos de Notre Dame de l’Osier - lugar de la primera misa del joven sacerdote Pedro-Julián - y de La Mure, y una sierva del Smo. Sacramento de Vietnam. El padre Manuel organizó nuestro alojamiento y elaboró una hoja de ruta para acompañar nuestro periplo.

Y René Fantin, responsable del santuario de l’Osier, compartió con nosotros su gran conocimiento de la historia y de los lugares significa-tivos de París; gracias a ambos dos. ¡En marcha!

Notre Dame des Victoires

Nuestros pasos nos conducen naturalmente a Notre Dame des Victoires donde, como consecuencia de su primera visita a París, el padre Eymard celebra la misa el 20 de enero de 1849. Queda impresionado por el culto eucarístico que se despliega en la capital: “París tiene almas preciosas, aquí se reza mucho; todos los días, en una iglesia de la ciudad, hay adoración perpetua y la exposición del Santísimo Sacramento, día y noche: las mujeres son las adoradoras durante el día, y los varones durante la noche… Tengo la confianza de que tantas oraciones conmoverán el corazón de Dios” (CO 142). Como consecuencia de esta experiencia, el padre Eymard está resuelto a dar todo por Jesús presente en la Eucaristía .

114 rue d’Enfer (hoy llamada rue Denfert-Rochereau)

En este lugar hemos sabido que seis años más tarde, el 30 de abril de 1856, el padre Eymard vuelve a París para un último discernimiento: dejar con un gran desgarro los Maristas para fundar una congregación ofrecida al Divino Cenáculo. El padre Eymard se dirige a esta dirección donde es recibido en una pequeña comunidad. “Se me da una habitación abierta a todos los vientos y sin chimenea, después otra muy húmeda, mis sábanas, por la tarde, parecían como recién rociadas; una pobre alimentación. Dios me sostuvo” (CO 607).

Doce días de espera largos y penosos donde tendrá, sin embargo la gran alegría de ver su fundación aprobada por Monseñor Sibour, arzobispo de París.

Pabellón Chateaubriand

Mirando con insistencia, detrás de las verjas del edificio, el primer lugar de la congregación, preguntamos a la directora del lugar. Siguió un intercambio de palabras y gentilmente, nos abrió las puertas y nos describió las actividades que se llevan a cabo en su institución. El edificio se ha convertido en un lugar de acogida para sordos y personas con discapacidad auditiva. Queda la casita adornada con una Cruz. El padre Eymard escribió sobre este periodo “no puedo deciros la paz y la alegría de mi alma al verme llamado al divino cenáculo, a prepararlo, nada me parece vil ni humillante. Hemos hecho las faenas domésticas, encerar el parquet, atender las porterías, creo que incluso yo mismo seré cocinero. Todo es divino al servicio de Dios” (CO 602). Las condiciones de vida son aquí más rudimentarias pero la fe del padre Eymard es inquebrantable y es palpable la presencia de Jesús a su lado.

Faubourg Saint-Jacques (hoy plaza de l’Ile de Sein)

Continuamos nuestro camino hacia donde la comunidad debió mudarse como consecuencia de la venta del pabellón Chateaubriand. El padre Eymard adquirió una propiedad y bendijo la capilla el domingo de Pascua, el 4 de abril de 1858. Realizó su ideal de una misión contemplativa y apostólica a la vez. Aquí es donde comienza la obra de la primera comunión de adultos y de los jóvenes obreros tan esperada por Monseñor Sibour. La labor consiste en “buscar estos jóvenes obreros, cogerlos por la tarde a la salida de las fábricas - pues durante el día es imposible, no tienen tiempo - instruirlos en los principios básicos de la religión y complementar de esta manera las catequesis parroquiales que ellos no pueden frecuentar: tal es la obra predilecta de los Religiosos del Santísimo Sacramento… cada año tiene el consuelo de presentar al banquete eucarístico y al sacramento de la confirmación de entre 100 a 150 jóvenes obreros” (PG 243,2).

Es en el transcurso del año 1858 cuando el padre Eymard sienta igualmente las bases de la creación de la rama femenina de su Congregación bajo el liderazgo de Marguerite Guillot, que el padre Eymard acompañaba espiritualmente en Lyon. La primera comunidad de las Siervas del Santísimo Sacramento se establece en la sencillez. Las Siervas asistieron a la labor de la primera comunión de las jóvenes muchachas. Todavía es preciso mudarse, los locales son demolidos para permitir la construcción de los bulevares; aquí el Boulevard Arago.

Boulevard Montparnasse

Estamos ahora en este boulevard, un poco alejado del lugar precedente. La actividad y la obra pueden pues conservar la misma intensidad pero el padre Eymard está agotado tanto moralmente -debe hacer frente a numerosas críticas - como físicamente. “Orad por mí, querida hermana; tengo mucha necesidad. La tristeza gana mi alma, con las desolaciones; felizmente esto no lo parece. Oh, a menudo que ganas tengo de ir y enterrarme vivo en la soledad eucarística” (CO 2153). El reza el 16 de julio de 1868 por última vez, después se va a La Mure para terminar sus días.

Iglesia de Saint Sulpice

Aquí es donde el padre Eymard, con de Cuers,- compañero que persigue el mismo ideal de vida hacia el Santo Sacramento - vienen a dar gracias. “Los dos primeros miembros de la Sociedad del Santísimo Sacramento salen del arzobispado con el peso de la sorpresa y del asombro del reconocimiento y vienen a la Iglesia de Saint Sulpice a expandir su corazón a los pies del Santísimo Sacramento y de la Santísima Virgen, a ofrecerse completamente al servicio de Jesús Sacramentado por las manos de María, reina del Cenáculo” (NP 13,3).

Nuestras visitas nos conducen también a la Sainte Chapelle, capilla de San Luis con sus sorprendentes vidrieras de luz, de gran altura. Las escenas bíblicas se suceden con una lectura que resulta sin embargo difícil por la densidad de las imágenes. Visitamos igualmente Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y paseamos hacia Notre Dame de París en obras para muchos años.

(Sainte Chapelle, adorno en la fachada exterior)

 Museo Rodin

La visita al museo fue un deleite en nuestro periplo. Gracias a la petición del padre Manuel, el equipo a cargo de la conservación del museo nos dirige y nos explica las obras y también la técnica de la culminación de un bronce. El busto del padre Eymard, una de las primeras obras del artista preside en buen lugar. Rodin es acogido en la Comunidad de los religiosos del Santísimo Sacramento, conmocionado por la muerte de su hermana proyecta entrar en religión. Se retira y el padre Eymard le aconseja de seguir con su arte, don implícito de Dios.

Las Siervas del Santísimo Sacramento

Instaladas en el número 20 de la rue Cortambert, las hermanas nos acogen y nos presentan su . Se construyen una capilla, bajo la advocación de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y un convento, y el 29 de junio de 1900 comienza solemnemente la exposición del Santísimo Sacramento. Hoy en día son 8 hermanas que mantienen y animan este oasis de oración y de formación. Que sean aquí calurosamente reconocidas por los momentos de amistad, por la suculenta comida compartida e igualmente por su gran dedicación al Santísimo Sacramento.

Los religiosos SSS

En esta bellísima capilla construida en 1873, en el número 23 de la avenue de Friedland, reposan en una urna, los restos del padre Eymard. El padre Eymard consagró doce años de su vida totalmente ofrecida a Jesús Sacramentado y Paris permanece como la cuna de sus dos congregaciones.

Fuimos alojados por los religiosos del Santísimo Sacramento, particularmente bien acogidos por los padres que nos permitieron preparar la cena de la tarde para todos. Merece destacarse que el padre Eugène se tomó la molestia de hacer las compras y así pudimos compartir momentos de intercambio y de fraternidad. Que cada uno sea aquí reconocido por esta acogida, por su contribución al logro espiritual y amistoso de nuestra peregrinación.

Señora Brigitte Cassard
La Mure d’Isère, Francia - 22 de octubre de 2021