Martes, 12 Febrero 2019 11:09

Desde Manhattan en Nueva York a La Mure d’Isère en Francia

Últimamente, el Padre Norman Pelletier SSS, superior de nuestra Comunidad de New York City, fue requerido por nuestros superiores en Roma para asumir un nuevo ministerio durante tres años. Ha sido nombrado Director del Centro de Espiritualidad Eymard en La Mure d´Isère, Francia, lugar del nacimiento y la muerte de nuestro Fundador, san Pedro Julián Eymard.

 

Tras siete horas de vuelo a Bruselas desde Newark y hora y media hasta el aeropuerto internacional de Lyon, aterricé en mi nuevo destino. En el aeropuerto me recibió el Padre Manuel Barbiero SSS (el actual Director del Centro de Espiritualidad Eymard a quien voy a suceder) y me condujo a la pequeña ciudad de La Mure, al pie de los Alpes franceses y a lo largo de la ruta napoleónica que conduce al sur de Italia. Estaré al frente de un equipo de cuatro sacerdotes SSS, dos de los cuales son responsables de la parroquia de san Pedro Julián Eymard con sus 44 “clochers” (término francés para campanario y una manera inteligente de identificar las 44 iglesias y capillas). A pesar de que estamos todos implicados, según especialidades, en la vida parroquial, dos de nosotros atienden el Centro de Espiritualidad Eymard como nuestra prioridad pastoral. Sin embargo, todos asistimos a las reuniones del consejo parroquial.

Fr Norman1He aquí una rápida panorámica de lo que he conocido durante mis dos primeras semanas observando las tareas de la Iglesia en Francia y en esta parroquia en particular. Los dos primeros días me presentaron a un pequeño equipo de ministros laicos de funerales, varones y mujeres. La mayor parte de los funerales tienen lugar en un velatorio o en la iglesia pero a menudo sin una misa. A causa de la frecuencia de los funerales y de la imposibilidad de que el clero esté presente, estos ministros laicos dan un servicio importante a los fieles. Fui presentado en la reunión del consejo parroquial de octubre con sentimientos encontrados sobre mi asistencia a la próxima reunión. ¡La reunión comenzó a las 8h30 con la oración de la mañana y terminó a mediodía!

También participé en una reunión en la Oficina de Turismo. Todo el país celebrará la renovación de las “Ciudades Santuario de Francia”. Han sido designadas 17. El objetivo es llamar la atención sobre esos Santuarios con la doble finalidad de promover el turismo (el aspecto profano) y alentar las peregrinaciones (interés eclesial). Se llevará a cabo en lo que se denomina la “hora 25” que coincide el 27 de octubre. Ese día, la hora (los relojes) cambian oficialmente al horario de invierno. Ese día, a las 8h25 de la tarde, las campanas, de los santuarios participantes en todo el país, sonarán. Participaremos en colaboración con el Santuario de Nuestra señora de La Salette, camino abajo cada una. Este Santuario se encuentra camino arriba (montaña). Acogeremos participantes en la Capilla san Eymard y en la recientemente renovada exposición Eymard. Hace unos días, un grupo de peregrinos holandeses estuvieron de peregrinación aquí para visitar la capilla y la casa Eymard.

A modo de adecuada presentación a la Iglesia de Francia y en particular a la diócesis de Grenoble, asistí a una asamblea de sacerdotes de la diócesis durante dos días. Me dijeron que poco menos de la mitad, alrededor de 60 sacerdotes estarían presentes, de diversas edades, ataviados algunos con alzacuellos, uno con sotana y la mayor parte con vaqueros, camiseta y sudadera. En la misa de clausura un joven dirigía los cantos de la asamblea y llevaba puesta una sudadera con capucha en cuya espalda estaban impresas las iniciales ESM. Después de misa le pregunté qué representaban esas iniciales, a lo que me contestó, Escuela Emanuel de Misión. El grupo es internacional y está sobre todo en Francia y Alemania. La formación se imparte en Roma y el inglés es su idioma oficial. Al regresar de estos dos días de servicio fuera, nos acogieron con la noticia de que había siete funerales previstos para esta semana y todavía estábamos a martes.

El sábado por la tarde tuvo lugar un impresionante concierto en la iglesia y fuimos invitados los cuatro a una comida, que siempre es a mediodía, en la que fue durante mucho tiempo la casa de los parroquianos. Nos ofrecieron un delicioso aperitivo, un licor de ciruela de 12 años, servido con un sabroso paté de hígado de codorniz. Para mi deleite y pura alegría el plato principal era mi favorito, lomo de cerdo acompañado de patatas gratinadas. Después de probar una tarta de ciruelas y una fortísima taza de café, la vuelta a casa fue con tiempo para una rápida siesta (en francés pequeño descanso) sin tener que escuchar las sirenas. El silencio era ensordecedor. Me di cuenta de que ya no estaba en Manhattan.


de P. Norman B. Pelletier, sss