Jueves, 03 Agosto 2017 10:44

Il Venerable Giovanni Nadiani Fratello Sacramentino

Nació el 20 de febrero de 1885 en S. Maria Nuova, cerca de Cesena, en la provincia de Forti, y fue bautizado con los nombres de Giovanni Antonio Gaspare.

Su padre, Ercole, era el encargado de una tienda de comestibles y de una posada. También era tratante de caballos y no tenía rival en la satisfacción de todas las necesidades de los vecinos de ese pueblecito de la comuna de Bertinoro. Era un hombre un poco rudo, austero, republicano anticlerical, como todos los hombres sencillos de esta tierra. Pero también era bueno y cordial con todos los que le rodeaban, y se empeñaba en ofrecer una buena educación a sus hijos. Se había casado tres veces. Con Annunziata Piazzi en 1880, la madre de Giovanni, Maria y Erminio. Murió al nacer su cuarto hijo, Adolfo, que también falleció con ella. En 1892, tres años más tarde, se casó con la hermana de la difunta, Lucia Piazzi, que dio a luz a Annunziata. La niña murió a la edad de cinco años y Lucia la siguió a la tumba. Finalmente, Ercole se casó con la asistente doméstica Giovanna Ruffilli en 1897. Esas mujeres fueron para Giovanni tres santas madres. Ellas lo educaron en la fe, en la oración y en los sacramentos, aunque el padre no fuera practicante.

Giovanni era un niño atento, obediente y abnegado. Preparaba pequeños altares en el rellano de la escalera para que rezaran sus compañeros y hacía de monaguillo cuando su padre se lo permitía.

En 1899 ingresó en el Seminario de Cesena para ser sacerdote. Su padre le autorizó a hacerlo porque ese seminario tenía fama de ofrecer una buena educación a los jóvenes, pero cuatro años más tarde, al no pagar las cuotas de escolaridad, debió abandonarlo. Existen muchos testimonios, algunos muy positivos, sobre él durante su estancia en el seminario, por el ejemplo que él daba de un estudiante aplicado y de un solista en la coral.

En 1903, de vuelta con su familia, se puso a trabajar con su padre, se ocupaba de los jóvenes después de clase y participaba en el Comité demócrata-cristiano de Provezza (Cesena), pero poco tiempo después emigró a Suiza para trabajar allí y aprender idiomas para marcharse como misionero. Interrumpió su estancia cuando volvió a Forti para hacer el servicio militar de 6 meses, del cual fue despedido. Volvió a su trabajo en Suiza.

En 1907, se encontraba en Roma como camarero en una cafetería de unos parientes de su madre Giovanna. Es durante este periodo que entró en la iglesia de San Claudio. Se quedó fascinado por la Eucaristía expuesta, y en ese momento reconsideró su vida y su vocación. Rezó durante mucho tiempo y decidió ingresar en el instituto que se ocupaba de esa iglesia, los Padres del Santísimo Sacramento. Ingresó en Turín el 2 de julio de 1907. Se le pidió que fuera Hermano y él obedeció, e incluso se apasionó por su vocación de Hermano.

Hizo el noviciado en Castelvecchio di Moncalieri (Turín) de noviembre 1907 a noviembre de 1909.

Luego lo trasladaron a la casa de Turín hasta octubre de 1931, cuando lo destinaron a Ponteranica donde permaneció hasta su muerte el día 6 de enero de 1940.

 

Es durante su vida como religioso SSS cuando él dejó los más hermosos signos de su santidad

Sus “Notas Espirituales” expresan una vida ascética y mística verdaderamente extraordinaria. Desde el noviciado él construyó su relación de vida íntima con Cristo. El H. Giovanni ha sido verdaderamente un enamorado de Jesús Eucaristía. Vive su vida de Hermano SSS en la contemplación y el servicio, las dos actitudes de su Eucaristía cotidiana. La Adoración a la que era muy fiel las ocho horas según los horarios de la comunidad, dispuesto a sustituir a los que se lo pedían, sobre todo por la noche. Y escribía: “La hora de la Adoración es un ejercicio angelical, es lo más necesario para refrescar en la fuente las raíces de las virtudes, para reavivar el calor de nuestro espíritu en ese fuego ardiente. La Adoración es lo más dulce que existe. La única dicha, el único gozo prometido a los religiosos. La Adoración es mi pequeña Misa. ¡Con qué aplicación tengo que celebrarla! Cada vez debo preparar una víctima para la ofrenda. Debo renovar cada día la Adoración profunda de la Virgen en el momento de la Encarnación, sus acciones de gracias afectuosas, su inmolación y su oración”. Con la pasión por la Eucaristía, el H. Giovanni experimentó una ascensión espiritual viva. En Turín pedía confesarse dos veces por semana y llevar puestas disciplinas siempre nuevas: el cilicio, las cadenas, dormir sobre una tabla. Buscaba la humildad: “No podré llegar a ser un adorador en espíritu y en verdad si no soy humilde. La humildad es la primera piedra, es la base de la vida eucarística.”

El H. Giovanni decía que tenía un gran Secreto presente a lo largo de su vida, era el tema favorito de sus meditaciones. Ese Secreto es: “hacer la Voluntad de Dios”. Ese ha sido el Secreto de Jesús que su Madre le ha enseñado… Cuando los adversarios quieren inducirnos al mal, nosotros les oponemos la Voluntad de Dios que prohíbe el pecado; cuando la tibieza y la inercia nos distraen del bien, el pensamiento de la Voluntad Divina que prescribe las buenas obras, nos sacude; cuando el odio nos arrastra a la venganza, nosotros la desviamos con la Voluntad de Dios que impone el perdón; cuando el orgullo se eleva con impaciencia, nosotros le recordamos que la Voluntad de Dios resiste a los orgullosos. Contra esta Voluntad soberana y santa, contra ese escudo de diamante todas las flechas se estropean y las espadas se rompen. Es a la Voluntad de Dios que los Santos dirigen todos los esfuerzos. El p. Eymard repetía: “Ver en todo la Voluntad Divina”. Ella trae alivio para el alma y también para el cuerpo; en la Voluntad de Dios reside la paz del corazón. La verdad es que no hay seguridad, firmeza, tranquilidad y paz, ni sabiduría y nobleza para el hombre fuera del cumplimiento exacto, fiel, perseverante y amoroso de la Voluntad de Dios”. El H. Giovanni propone, en forma de letanía “los 33 secretos contenidos en el gran Secreto de Jesús”.

En la comunidad de Turín, el H. Giovanni era portero y sacristán, pero sobre todo colaboraba en el trabajo del Despacho de publicaciones y envío de las revistas, ocupándose de la correspondencia con los abonados. En el seminario de Ponteranica trabajaba ante todo como enfermero. Lo que le caracterizaba era su delicadeza y su bondad con todos los enfermos. Muy modesto, él no transmitía ningún reparo a nadie y todos se dejaban curar por él con confianza. Es ahí donde el H. Giovanni apreció la belleza de su vocación de Hermano como una “maternidad espiritual”. Veía a los sacerdotes como los padres de numerosas almas que había que escuchar y guiar, mientras que en el hermano veía el papel de la madre que se ocupa, asiste, ama. Escribía el librito: “La maternidad espiritual del Hermano religioso”. El título de Madre no es inadecuado ni extraño. Es el mismo Jesús el que concede esta misión sublime a cada alma verdaderamente amante que cumple la Voluntad de Dios… Ser una pequeña María, madre de Jesús, madre de los sacerdotes, madre de las almas: esa es la misión del Hermano religioso. Ningún medio particular es exigido, solamente una única cosa: el amor que lo contiene todo. Ama con el corazón de una Madre y ese amor está simplificado santificando el momento presente”. El H. Giovanni estaba enamorado de la Virgen María a la que él llamaba “sonrisa en familia”. Él quiso imitar su delicadeza maternal.

En comunidad era también siempre amable, divertido y alegre, y aceptaba gustoso sustituir a cualquiera que lo necesitara. También era recadero e iba a menudo a la ciudad para hacer las compras o para acompañar a los enfermos a las consultas médicas.

Su último año, durante el cual sufría enormemente por la úlcera cancerosa, fue heroico. Sin disminuir sus compromisos, él se ofrecía todos los días como “víctima con Jesús de un altar al otro con la Cruz en el pecho”. En el hospital de Bergame (que él llamaba el “jardín de Dios”) fue operado el 30 de diciembre de 1939: “he aquí que celebro mi Misa cruel como verdadero religioso SSS, dejando libremente y con alegría que Jesús-Víctima complete en este miembro indigno su Pasión… mi querida Mamá celeste me acompañará”. Murió el 6 de enero de 1940.

Aquí tienen lo que era el Venerable Giovanni Nadiani, quien, a través de su vida nos propone la belleza y encanto de la vocación de Hermano SSS y de la vida religiosa en sí misma, sin el compromiso del sacerdocio. Una propuesta vocacional para seguir proponiendo en nuestra Congregación.

Roguemos a la Trinidad por su glorificación

“Oh Santísima Trinidad, te damos gracias por el don de la Eucaristía, manantial y fuerza de toda santidad, y te rogamos glorifiques al Ven. Giovanni Nadiani que dio testimonio en humildad y servicio de la vida de amor que surge de este Sacramento. Por su intercesión, concédenos las gracias que te pedimos”.

Tres glorias a la Santísima Trinidad.

En Los Laudes y Vísperas:

Por tu Servidor Giovanni Nadiani que, en humildad y servicio, dio testimonio del amor que surge de la Eucaristía, concédele ser en la Iglesia el signo de tu santidad.

 

Comunicar las gracias obtenidas al Postulador, padre Bernardo Mauri
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Cell. 339 6069 275

Modificado por última vez en Martes, 02 Julio 2019 15:07