Imprimir esta página
Martes, 04 Julio 2017 10:39

Encuentro de la Familia Eymardiana en Vietnam

Por el P. Vuo Quoc Binh, sss

 

Por primera vez, el sábado, 11 de febrero de 2017, tuvo lugar el encuentro de los Hermanos escolásticos SSS y de las hermanas Siervas de la Familia Eymardiana, en la Casa de Estudios de la Provincia de los Mártires Vietnamitas en Mong Trieu, HCM City, Vietnam. Junto con el Rev. P. Martin Tine, presidente de la Comisión de Formación de los sacramentinos, y el Rev. P. Joseph Vu Quoc Binh, miembro del Consejo general SSS, todos los miembros de los dos Escolasticados - formadores, padres, hermanas y hermanos - todos participaron en este importante intercambio de fe eucarística y de vocación SSS.

Para empezar, el P. Joseph Pham Dinh Ai, director de los hermanos escolásticos, inició la reunión con palabras de cálida bienvenida y saludos a todos los participantes para informarles de su significado. A continuación, dos eminentes ponentes: el P. Martin Tine y el P. Paul Vu Chi Hy, director espiritual de los hermanos escolásticos, fueron invitados a compartir sus ideas y experiencias sobre la Congregación del Santísimo Sacramento y la vocación SSS.

En su charla, el P. Martin habló sobre la estrecha relación entre los Padres, los Hermanos y las hermanas Siervas en la Congregación del Santísimo Sacramento. Bajo la inspiración del Espíritu Santo y de su carisma eucarístico, San Pedro Julián Eymard fundó la Congregación del Santísimo Sacramento, una Comunidad religiosa de derecho pontificio, compuesta por sacerdotes, diáconos y hermanos. Y gracias al enorme apoyo espiritual de Sor Marguerite Guillot, fundó también a la Congregación de las Siervas del Santísimo Sacramento. El ideal de los hermanos y de las hermanas SSS es, pues, vivir el misterio de la Eucaristía plenamente y dar a conocer su significado.

Por otra parte, desde el comienzo de las fundaciones, el Padre Eymard deseó él mismo una Capilla común para ambas Congregaciones con el fin de adorar y celebrar la Eucaristía juntos. Pero este sueño no pudo realizarse debido a distintos factores e inconvenientes en aquel momento. Pero, sin embargo, el espíritu y la visión del Padre Eymard sobre la comunión entre los miembros de los Hermanos SSS y las Siervas, como una única familia, se conservó y creció con fuerza en su corazón y, luego, se transmitió de algún modo a las futuras generaciones de la Congregación. Especialmente, según el P. Martin, las dos ramas de la Congregación del Santísimo Sacramento han sido fundadas por el mismo Fundador, recibieron el mismo carisma eucarístico y heredaron la misma espiritualidad eymardiana.

Por esas razones, los hermanos y las siervas SSS necesitan tener una estrecha colaboración compartiendo la fe eucarística y estudiando la vida y la espiritualidad del Fundador, así como celebrando juntos la Eucaristía y sirviendo la misión eucarística con el fin de realizar el sueño de San Eymard. El P. Martin hizo además mención de otros miembros de la Familia Eymardiana: el Servitium Christi y la Agregación Eucarística.

En su exposición, el P. Paul Vu Chi Hy compartió con los hermanos escolásticos y las siervas su experiencia personal sobre la “Vocación Eucarística” como un itinerario de fe: desde la vocación humana a la vocación cristiana y luego desde la Vocación a la vida consagrada a la Vocación Eucarística”. El P. Paul planteó también interrogantes para pensar y reflexionar, a saber: “¿Es la vocación eucarística la mayor bendición que sostiene, recapitula y en la convergen todas las vocaciones: humana, cristiana, vida religiosa?”. Él pensaba sinceramente que así es porque la Eucaristía es “fuente y cumbre de la vida y la misión de toda la Iglesia”.

Como introducción al tema de “La Vocación Eucarística” presentó, de forma breve y concisa, el significado esencial de las distintas vocaciones en el contexto cristiano. Empezando por el significado universal de la Vocación como don de Dios ofrecido a todos, cada uno es apremiado a recibirlo con sinceridad y ofertarlo a los demás incondicional y libremente. Esto es porque todos estos actos – recibir y compartir – son manifestaciones del amor personal entregado; y porque el significado de un don reside en la ofrenda. La vocación personal, por consiguiente, encierra sus verdaderos significados cuando es considerada como una “gracia”, es decir, cuando se recibe gratuitamente como una semilla, cultivada en la esperanza, crecida en buenas condiciones y luego dando tantos frutos que hace del receptor un donante que ofrece a los demás generosa y continuamente lo que a él le ha sido entregado. Este es verdaderamente el significado esencial de la “Vocación Eucarística” que nos conduce a la “Cultura de la donación”, es decir, el don de uno mismo por el mundo. Es también una “cultura del dar-recibir respetuosa” sin desistimiento.

Según el P. Paul, cualquiera tiene siempre, más o menos, algo que compartir/ofrecer a los demás. Uno puede compartir/ofrecer cosas concretas y visibles, tales como su alimento, su ropa, su agua, y/o cosas invisibles como su educación, cuidado, amor, esperanza, rostro alegre, calurosa confianza, caridad y agradecimiento, o/y cosas espirituales como liberación y Buenas Noticias de Salvación, y/o incluso uno mismo. Sin embargo, añadió él, el don de uno mismo debe permanecer oculto, incluso a uno mismo, como si “cuando das limosnas, tu mano izquierda debe ignorar lo que hace tu derecha” (Mt 6,3), es decir, dar sin recompensa, con el fin de recaudarlo para el “Tesoro Escatológico” y enviarlo al Banquete del Reino de Dios. Esta manera de vivir es verdaderamente la manera de vivir la “Vocación Eucarística” imitando el ejemplo del amor entregado de Jesús. La Vocación Eucarística nos conduce a un más amplio horizonte de la fuente de gracia donde se nos ofrecen y recibimos grandes dones con nuestra profunda gratitud y acción de gracias, en sintonía con la Eucaristía como Sacrificio de Acción de Gracias.

Tras escuchar las dos conferencias todos participamos en la Celebración Eucarística. A continuación, compartimos una cena-buffet, en amor y compañía.

Este significativo intercambio aportó muchos gozos espirituales y aliento a todos los miembros de las dos Congregaciones en general, y a los dos Escolasticados en particular; así pues, que como miembros de la Familia Eucarística Eymardiana, consigan llegar poco a poco a una relación más estrecha para gloria de nuestro Señor.