Historia de vida

Fr Eymard4

PEDRO JULIAN EYMARD (1811-1868)
de P.  André Guitton, sss

 

1 – INFANCIA Y JUVENTUD (1811-1834)

Pedro Julián Eymard nace el 4 de febrero de 1811 en La Mure (Isère) en el seno de una modesta familia de artesanos, profundamente cristiana. Desde muy pronto, manifiesta una viva piedad al Santísimo Sacramento, manifestado su deseo de ser sacerdote, en vísperas de su primera comunión el 16 de marzo de 1823. Pero su padre se opone a su proyecto. Es en el santuario de Nuestra Señora de Laus donde haya el conforto que le permitirá perseverar en su decisión. Mientras trabaja en la pequeña empresa familiar, aprende el latín a escondidas para preparar su entrada en el seminario. Finalmente, su padre le permite marcharse y, en el mes de junio de 1828, entra con los oblatos de María Inmaculada en Marsella. Tras algunos meses se ve obligado a dejar el noviciado por falta de salud. Vuelve de nuevo a La Mure para curarse. Su padre muere el 3 de marzo de 1831. Restablecido, en la fiesta de todos los santos de 1831, Pedro Julián entra en el seminario mayor de Grenoble y, tres años más tarde, el 20 de julio de  1834, es ordenado sacerdote por Monseñor Philibert de Bruillard.

 
2 – SACERDOTE DE LA DIOCESIS DE GRENOBLE (1834-1839)

Durante cinco años ejerce su ministerio al servicio de la diócesis, primero como vicario en Chatte y después, a partir del mes de julio de 1837, como párroco de Monteynard cerca de La Mure. Se consagra por entero a su ministerio preocupándose por profundizar su formación intelectual y pastoral. Los sermones de esta época muestran en su redacción su cuidada preocupación, y el Vade mecum, que comienza en 1936 como diario de viaje, traza el programa de estudios que el mismo se auto impone cotidianamente. Los retiros anuales testimonian su vida espiritual, austera, marcada de jansenismo, centrada en la cruz del lado del dolor.

Sobre este punto recibe una gracia particular en el calvario de Saint-Romans, que durante sus años en Chatte, que anuncian y comienzan una transformación. Abriéndole a una espiritualidad marcada por el amor: es la gracia de la “Rocher de Saint-Romans”.

Dado su celo pastoral, en poco tiempo, el pastor Eymard renueva su parroquia. Sin embrago, se siente atraído por la vida religiosa. Tras diversos aplazamientos, Monseñor de de Bruillard le autoriza a dejar la diócesis y entrar con los Maristas.


3 – SACERDOTE MARISTA (1839-1856)

1 – En Belley (1839-1844)

El 20 de agosto de 1839, el padre Eymard comienza su noviciado en Lyón. En el mes de noviembre de 1939, el P. Jean-Claude Colin, Superior general, le confía la encomienda de director espiritual del colegio seminario de Belley. Es allí donde hace la profesión religiosa el 16 de febrero de 1840. Su ministerio con los niños y jóvenes es muy fructuoso. De este periodo, Eymard ha dejado poco documento: sus retiros personales, indicaciones difícilmente identificables. Comienza una correspondencia con su hermana, sus compañeros y algunas familias amigas.

2 – En Lyón (1844-1851)

En el mes de noviembre de 1844, el P. Colin superior Provincial, le llama a Lyón como asistente General. Durante siete años forma parte del gobierno de la Sociedad de María, y a partir de 1846 como Visitador general. En el mes de diciembre de 1845, el P. Colin le confía la dirección de la Tercera Orden de María. El Padre Eymard trabajó con el mismo celo que ponía en todo para el desarrollo de este ramo secular marista. La Tercera Orden se dividirá a su vez en diferentes ramas: las vírgenes, las madres cristianas, los niños, los jóvenes,, los hombres casados y, también, un grupo de sacerdotes.

Hay grupos de afiliados en los alrededores de Lyón, en La mure, en Tarare y en algunas otras parroquias. Su preocupación es formar personas con una enseñanza marcada en la vida interior, y acompaña con la dirección espiritual a un cierto número. Para las mujeres propone, “vivir como religiosas en medio del mundo”. Sin duda, esta no era la visión del padre Colin. No es para menos, bajo el impulso del Padre Eymard, la Tercera Orden conocerá una expansión importante y recibirá su estructura y los elementos esenciales de su legislación.

Pocos estudios describen de modo detallado el lugar que él ocupa en la administración y animación de la Sociedad de María. Sin embargo, podemos seguirlos más fácilmente en sus predicaciones de Lyón – en dos momentos el predica en La Charité – o en las misiones parroquiales en las que participa, en Dionay en 1849, en Chalon-sur-Saône en 1851. Predica también un retiro a los alumnos del seminario mayor de Grenoble en 1850.

Durante el transcurso de este periodo, dos eventos orientan de manera decisiva la vida espiritual de Eymard:

– El 25 de mayo de 1845, mientras preside la procesión del Corpus Christi en la parroquia de Saint Paul de Lyón, recibe la confirmación de una atracción,  predicar a Jesucristo y Jesucristo eucarístico y elige a San pablo como patrón, este gran amante de Jesucristo.

– El 21 de nero de 1851, mientras ora en Notre-Dame de Fourvière, es fuertemente impresionado por la falta de formación de los laicos y sacerdotes, y la poca devoción al Santísimo Sacramento. Hay que hacer algo, una institución masculina… En el futuro, considerará esta gracia como  una gracia de vocación.

En el mes de septiembre de 1851, el Padre Eymard deja Lyón llevando con él esta llamada.

3 – En La Seyne-sur-Mer  (1851-1855)

Nombrado superior del colegio de La Seyne-sur-Mer, debe reconducir una situación difícil. Bajo su dirección, en poco tiempo,  el colegio conocerá un desarrollo singular. Su atracción por la Eucaristía se va desarrollando. Se compromete en la Obra de la Adoración nocturna en Toulon, y anima el grupo de jóvenes de La Seyne, comenzado por el comandante Raymond de Cuers. El 18 de abril de 1853, durante la acción de gracias, recibe una gracia de fuerza y dulzura que le hace capaz para emprender y soportar todo por la fundación de una Orden consagrada al Santísimo Sacramento. Tiene relación con el Padre Hermann Cohen, el sacerdote Brunillo de Marsella, con de Cuers. Esboza la Constituciones, recluta jóvenes que comparten su ideal. Por medio de otras personas – el Padre Jandel en Roma – somete su proyecto al Papa. Pero, el Padre Julien Favre, Superior general, se opone a una obra que no entra en los fines de la Sociedad de María. En el mes de septiembre de1855, agotado, al P. Eymard le quitan la responsabilidad del colegio y se marcha a descansar al noviciado de Chaintré, cerca de Macon.

4 – En Chaintré (1855-1856)

Mientras trabaja en la redacción del Manual de la Tercera Orden de María, continúa reflexionando sobre su plan y, finalmente lo somete a la decisión del Papa Pío IX, con quien tenía que entrevistarse el Padre Favre en la primavera de de 1856. Pero ocurre que durante el transcurso de la audiencia, no se habló de la cuestión de Eymard. De tal modo que el 22 de abril de 1856, el padre Eymard se entrevista con el P. Favre en Chaintré para pedirle la respuesta de Roma, no obtiene más que la de su superior, una negación. El Padre Eymard pide entonces la dispensa de sus votos, y lo hace en un modo tal, que el P. Favre accede allí mismo. Lo que no deja de provocar algunas tensiones tras un encuentro con el Consejo general. Ante la petición del P. Eymard, el Padre Favre aplaza la ejecución de su decisión, es entonces cuando deja Lyón para hacer un retiro de elección en París.

De este largo periodo marista, tenemos una muy amplia documentación, particularmente lo concerniente a la Tercera Orden de María y a sus retiros personales. Su correspondencia se incrementa con sus “compañeros”, otras personas y especialmente con Margarita Guillot, directora de la Tercera Orden de la Vírgenes. Disponemos además de un número importante de predicaciones o de instrucciones, clasificadas bajo el título ‘antes de 1856’, sin que puedan ser, al faltar la referencia cronológica, atribuidas de modo seguro al periodo de su ministerio en Grenoble, al periodo marista o mismamente a un periodo posterior.


4 – EL FUNDADOR (1856-1868)

1 – De la fundación a la aprobación  (1861-1863)

El Padre Eymard llega a París el 30 de abril de 1856. Para una mayor libertad no se hospeda en una comunidad marista. El uno de mayo, comienza un retiro y confía su caso al arzobispo, Monseñor Dominique Sibourg, quien encarga a su auxiliar y primo, Monseñor Léon Sibourg, de estudiar el dossier.

Al término de varios encuentros, la respuesta del arzobispo es negativa: juzga la obra como puramente contemplativa. El padre Eymard replica: “nosotros queremos adorar, pero también queremos hacer adorar”. Y recuerda su proyecto de la Obra de la Primera Comunión de los adultos en París. Monseñor Sibourg es conquistado. Inmediatamente, recibe al Padre Eymard y a su compañero, el Padre de Cuers, y les da toda la autorización para comenzar la obra proyectada. De modo que el 13 de mayo de 1856 marca el acta del nacimiento de la Congregación del Santísimo Sacramento. Al día siguiente, es dispensado de sus  compromisos maristas. A pesar de que, en adelante, las relaciones se separan con la Sociedad de María, él permanecerá siempre unido de corazón. Estaba convencido de que María lo había conducido a la eucaristía.

Los comienzos fueron no poco difíciles. El arzobispo puso a disposición de la obra una propiedad situada en el número 114 de la rue d’Enfer, (hoy número 88 de la avenida Denfert-Rochereau en el distrito 14) pero como título precario. Desconocido en París, El Padre Eymard, carece de relaciones, recursos y vocaciones. Mientras prepara las cosas,  tiene que esperar más de seis meses de propuestas hasta formar una comunidad.

El 6 de enero de 1857, inaugura la primera comunidad adoradora con la exposición del Santísimo Sacramento; la Sociedad contaba entonces con cuatro miembros. Es en la pobreza y privación que se va organizando la vida. En adelante, la comunidad aumenta progresivamente. A finales de año, el arzobispo pone en venta la propiedad. Eymard, falto de recursos, no puede soñar en su adquisición; lo que le hace pensar en mudarse.

Finalmente, encuentra, en ese mismo barrio, al lado del observatorio, una doble propiedad y separada, los números 66-68 de la calle de Faubourg Saint-Jacques. Una vez acondicionado el inmueble del número 68, la comunidad se traslada durante la pascua del 1858. Eymard restaura el 4 inmueble contiguo del número 66 y, en el mes de mayo de 1858, acoge a Margarita Guillot y dos compañeras para preparar la fundación de la rama femenina.

Con la ayuda de laicos, de los hermanos de la Conferencia de San Vicente de Paúl, junta a los jóvenes aprendices del barrio que no habían sido catequizados, y a precio de mucha paciencia, los prepara a su primera comunión. El 15 de agosto de 1858, tiene el gozo de dar la comunión a doce jóvenes, que posteriormente se confirmarán. De este modo nace y se desarrolla, en este barrio de la aduana de Arcueil, uno de los más pobres de París, la Obra de la Primera Comunión de los Adultos. En el mes de diciembre va a Roma con el P. de Cuers y el 5 de enero de 1859, Pío IX señala el breve laudativo de su Instituto.

Este mismo año, el 8 de noviembre de 1859, llamado  por monseñor de Mazenod, inaugura en Marsella una segunda comunidad y confiándosela al P. de Cuers. Rápidamente, la Agregación del Santísimo Sacramento, que asoció a los fieles a la  obra de adoración, conoció un aumento considerable.

Tres años más tarde, el 29 de diciembre de 1862, funda una tercera comunidad en Angers. A partir de entonces, sin tardanza, emprende  los pasos para solicitar a Pío IX la aprobación de derecho pontificio de su Instituto. El 3de junio de 1863 va una segunda vez a Roma y, recibe de Pío IX el decreto de aprobación con fecha del 8 de mayo.

Durante el transcurso de estos años, el Padre Eymard predicó muchísimo a sus religiosos y a la comunidad de las futuras siervas del Santísimo Sacramento, a los fieles que iban a la capilla, y también en las iglesias de París, en las que su fama se propaga. Trabaja sobre todo en la redacción de las constituciones. Con frecuencia no hace sino  esbozar los capítulos y números, según un pensamiento que progresa y se clarifica. Su correspondencia se hace cada vez más intensa con sus amigos de Lión y con la personas que acompaña.

2 – Las Constituciones y el Cenáculo  (1863-1865)

Tras un periodo intermedio durante el cual el Padre Eymard consolida su obra. Reúne a sus religiosos en París el mes de agosto de 1863 para un retiro especial, en el que un primer grupo hacen los votos canónicos según la Regla que sometida a Roma para su examen. Para responder a las observaciones que le han hecho, visita algunos  Institutos religiosos con el fin de recoger materiales en vista de una mejor redacción. Con este motivo, deja la capital a comienzos de octubre de 1863 y, durante todo el mes, en la soledad del castillo de Saint-Bonnet en las montañas de la región Lionesa, donde le acoge su amigo M. Blanc de Saint-Bonnet, trabaja en una nueva redacción de la Constituciones de sus Institutos. Las que serán editadas al año siguiente, en el mes de abril de 1864 para sus Religiosos, y en el mes de agosto para la Siervas.

Para esta fecha, las siervas ya han establecido una comunidad canónica en Angers, bajo la tutela del obispo, Monseñor Guillaume Angebault. Marguerite Guillot, con el nombre de Madre Marguerite, es la primera Superiora general. La fundación tiene lugar el 26 de mayo de 1864.

Trascurrido el mes de diciembre de 1863, el Padre Eymard se consagra por entero a la realización de un proyecto al que tiene gran afecto: adquirir el Cenáculo de Jerusalén para hacer el lugar de culto extraordinario a la Eucaristía. Multiplica los trámites en las instancias oportunas, interviniendo ante el Pío IX. En  dos momentos, envía al P. de Cuers para esclarecer el asunto. El proyecto choca con dificultades insuperables, que el P. Eymard no podía imaginar. Va a Roma el 10 de noviembre de 1864 para defender su causa. Sus intervenciones  ante la Congregación de la Propaganda, no llegan a nada. La cuestión fue estudiada por una Congregación general de cardinales, que la aplazada para después de Navidad y, seguidamente sin concluir la entrega, la remite a una posterior asamblea general.

Cansado de esperar, deja por el momento la cuestión, pero sin olvidarla, se retira con los Redentoristas, en la Villa Caserta cerca de Santa María la Mayor. El 25 de enero de 1865, comienza un retiro, pensando en su causa, pendiente durante nueve semanas bajo la mirada de Dios. Las notas que redacta día a día revelan su estado de ánimo, sus esperas, sus deseos, sus sufrimientos y sus pruebas. En esta búsqueda de Dios y su voluntad, descubre lo que importa,  no es el éxito de la Sociedad para mi, el mismo cenáculo, sino otra realidades despojamiento de todo su ser, de su yo. Ni tan siquiera osa creer en el logro de su proyecto.

El 21 de marzo de 1865, en la fiesta de San Benito, en el corazón de sus pruebas, recibe, durante el transcurso de su acción de gracias, el favor insigne ‘del don de la personalidad’ y se compromete con el voto. Resume de este acontecimiento en estas simples palabras: nada para mí, persona, y suplicando la gracia esencial: nada para mi. Modelo: Encarnación del Verbo. Sigue un texto de M.  Olier, extracto del Catecismo de la vida interior. Se trata de una experiencia mística mayor, que transforma radicalmente al P. Eymard y le hace disponible a toda decisión, incluso si es contraria a su deseo.

La decisión que le fue comunicada a finales de mes: fue negativa. Aparentemente, fue el fracaso total. El P. Eymard deja Roma el 30 de Marzo de 1865 con una actitud de abandono con, con una única riqueza, el ‘cenáculo interior’, este puro amor que fue el de la Encarnación por el sacrificio humano de Jesús.

3 – El crecimiento de la obra y la muerte del Padre (1865-1868)

La vida del P. está marcada de modo definitivo por esta gracia del don total de sí mismo. Por sus enseñanzas e intensas actividades, convirtiéndose, como apunta el P. Saint-Pierre, en el apóstol del Cenáculo.

Abre sucesivamente dos comunidades de religiosos en Bruselas, un en 1866, y otra en 1867. En 1866, adquiere una propiedad en Saint-Maurice-Montcouronne (Essonne) a la que traslada el noviciado, que antes estaba en la casa madre de París. Este mismo año, funda una segunda comunidad de siervas en Nemours (Seine-et-Marne).

Con el mismo celo, el P. Eymard continuaba con sus  predicaciones en sus comunidades y en el exterior. Al mismo tiempo trataba de perfeccionar el texto de la Constituciones de sus religiosos. Pero vienen otras pruebas. El p. de Cuers, su compañero desde el primer momento, atraído por una vida enteramente contemplativa, pide dejar la Sociedad; el P. Eymard le retiene, permitiéndole seguir su inclinación fuera, pero unido con él. Mal administrada, la comunidad de Nemours tuvo que ser cerrada: es una catástrofe financiera y moral para la Siervas, que se duplica como un hecho personal, que le hizo perder toda credibilidad ante los obispos. Tuvo dificultades con la salud. Sobre todo conoció un periodo de aridez espiritual, una ‘noche oscura’ en la que no encontró mayor consuelo que en la fidelidad de un periodista a su tarea cada vez más pesada. Su último retiro en Saint-Maurice, del 27 de abril al 2 de mayo de 1868, se hace eco de esta prueba mística.

Su predicación y su correspondencia traducen toda la riqueza de su vida interior. El quería ser el caballero de puro amor. El P. Eymard estaba capturado por el misterio eucarístico; lo celebra, lo contempla y lo predica como una llama que toca todos los corazones.

El 17 de julio de 1868, bajo la prescripción de su medico, deja París para descansar en su comarca natal La Matheysine, donde le esperan sus hermanas. Cuando llega a la Mure la noche del 21 de julio, es un hombre consumido que vuelve a su casa de familia; destrozado por congestión cerebral, no le quedan más que algunos días de vida.. A primera hora de la tarde, el sábado 1 de agosto de 1868, Pedro Julián Eymard entrega su alma a Dios, lejos de sus hermanos. La veneración de sus vecinos se manifiesta espontánea: el santo ha muerto.

Al término del proceso ordinario de Grenoble y París, abiertos en 1898, el P. Eymard es beatificado por Pío IX  el 12 de julio de 1925. El 9 de diciembre de 1962, a la clausura de la primera sesión del Concilio Vaticano II, Juan XXIII lo proclama santo. El 9 de diciembre de 1995, Juan Pablo II inscribe su nombre en el calendario de la Iglesia universal y fija su fecha litúrgica el 2 de agosto, reconociéndole como “un apóstol eminente de la Eucaristía”.

Titulo original : “Notice biographique: P-J Eymard” nel libreto ŒUVRES
COMPLÈTES de S. Pierre-Julien Eymard (1811-1868)
 (pp. 3-9), que 
introduce el sitio web www.eymard.org, lanzada el 05 de diciembre 2006.