Jueves, 14 Marzo 2019 11:52

Espiritualidad y misión de la Congregación del Santísimo Sacramento

La fuente de la espiritualidad y la misión de la Congregación del Santísimo Sacramento (sacramentinos –SSS–) está indicada el número 34 de nuestra Regla de Vida:

Tratamos de comprender toda la realidad humana a la luz de la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia.

La misión según la inspiración de nuestro Fundador

San Pedro Julián Eymard (1811-1868), comprendió que la verdadera fuerza de transformación de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo estaba relegada, marginada del interés de todos. «Esta fuerza es la Eucaristía, el corazón palpitante de la Iglesia y fermento de la sociedad».

P. J. Eymard puso su atención en algunos aspectos de la Eucaristía, según la visión de su tiempo, pero que habíansido olvidados:

1. La mesa eucarística: la comunión sacramental era muy rara en la vida de los fieles, incluidos aquellos más piadosos. Insistió en la participación frecuente en la Eucaristía poniendo todo su empeño para que todos, incluidos los jóvenes marginados de la periferia de Paris, tuviesen la oportunidad de prepararse a la primera comunión.

2. La adoración eucarística en el contexto de la exposición: a travésde una prolongada oración de adoración los fieles reavivarían su fe y su amor produciendo un cambio en la indiferencia imperante.

A pesar de dirigirse a todos los fieles, el padre Eymard privilegió algunas categorías:

1. Los sacerdotes. Para que la Eucaristía volviese a resplandecer en elcorazón de los fieles, era necesario primero convencer a los sacerdotes. Ellos son los ministros de la Eucaristía. Si ellos en primer lugar estaban convencidos de que la Eucaristía era la fuerza quecambia el mundo, serían los apóstoles naturales de esta nueva misión eucarística, y para eso educarían a la propia comunidad cristiana. Imaginaba que motivando el fuego eucarístico en los sacerdotes, estos a su vez habrían encendido el fuego de la fe y elamor en el resto de fieles.

2. Los laicos piadosos con una cierta sensibilidad religiosa y en búsqueda de ayuda y dirección espiritual. Los veía abandonados a supropia suerte, sin una formación seria...

3. Los pobres. El P. Eymard, además, estaba convencido de que a los pobres les esperaba el primer puesto en el banquete de la mesa de la Eucaristía. En la periferia del París de su tiempo se juntaba una masa de pobres obreros. Ninguno se ocupaba de ellos, ninguno les evangelizaba, no se organizaba la catequesis, y por tanto quedaban excluidos de la primera comunión. Estaba convencido que su misión eucarística tenía en ellos sus destinatarios privilegiados y, con ese fin, proyectó la Obra de la primera comunión delos adultos, obra de evangelización y promoción humana.

En los 160 años de historia de la Congregación

En los más de 160 años de historia de la Congregación, los religiosos sacramentinos hemos tratado de concretar y adaptar a las diversas situaciones las intuiciones del Fundador.

Hasta el Concilio Vaticano II

Los sacramentinos concretaron la inspiración del P. Eymard, sobre todo, tratando de vivir ellos mismos de la Eucaristía poniéndola en el centrode sus vidas, por medio de la celebración cotidiana de la Eucaristía, la celebración solemne del Oficio divino y la adoración. Estos aspectos litúrgicos-sacramentales fueron objeto de prescripciones precisas enlas Constituciones aprobadas por el papa León XIII en 1895. La primera misión es, la de vivir testimoniando aquello en lo que se cree. Además, los religiosos SSS continuaron las obras ya comenzadas desarrollándolas según la inspiración del Fundador.

Fr Eymard4Concretamente, la Primera comunión de los adultos para los jóvenes obreros de la periferia de París y, más tarde en otras ciudades.

La Agregación del Santísimo Sacramento dirigida a los laicos que querían compartir el carisma de nuestro Instituto, orando ante la Eucaristía, viviendo de este sacramento y comprometiéndose en sus implicaciones de carácter práctico, como el servicio a los pobres.

Para los sacerdotes surgió la Asociación de Sacerdotes Adoradores que durante muchos años, hasta casi el Concilio Vaticano II, fue muy conocida por los sacerdotes y entre sus miembros estuvieron personas de especial relevancia como don Alberione y el futuro papa san Juan XXIII.

Para poder realizar el sueño del fundador, incendiar los cuatro rincones de la tierra, los Sacramentinos dimos prioridad a las fundaciones en los centros de las ciudades, allí donde habitaba la mayoría de la población. Estos centros querían convertirse en el pulmón de la ciudad, con la celebración de la Eucaristía, el Oficio Divino y la oración ante el Santísimo Sacramento expuesto solemnemente. Además, eran lugares a los que los fieles podían dirigirse en busca de confesión, de acompañamiento espiritual, de consejos o ayuda de cualquier otro tipo; lugares, además, en los que la predicación tenía un matiz claramente eucarístico y punto de referencia para otros centros. De hecho, los religiosos que según la Regla debían ser numerosos en cada casa, con frecuencia se desplazaban en respuesta a las peticiones de las parroquias u otras comunidades y asociaciones, especialmente para las cuarenta horas, encuentros, sesiones de formación eucarística, etc.

Con el paso del tiempo los medios para difundir el conocimiento y el amor por Cristo en su presencia eucarística se difundieron cada vez más. Sobre todo, los medios de comunicación escritos, en particular las revistas de amplia difusión en diversos países del mundo; en España se publicó Revista Eucarística del Clero. Además de las revistas, en la actualidad se publican también cierto tipo de libros, sobre el Fundador, la espiritualidad eucarística, subsidios para la oración ante el Santísimo Sacramento y otros con diferentes contenidos.

Después del Concilio Vaticano II

Tras el Concilio, todos los Institutos religiosos nos vimos obligados a una profunda reforma. No se trataba de cambiar el carisma o el espíritu con el cual había nacido el Instituto, sino de renovar la fidelidad al auténtico carisma conjugándolo con los nuevos retos y con la mentalidad del mundo de hoy. Lo mismo ocurrió en el seno de la Iglesia, que se comprometió en una vuelta al Evangelio y una encarnación en el mundo moderno.

Nuestra misión se desarrolló principalmente hacia el exterior, las comunidades se hicieron más pequeñas, no solo por la disminución de las vocaciones, sino para hacerse más dinámicas. Actualmente, nuestra presencia está casi en su totalidad dedicada a la pastoral parroquial, mientras que antes del Concilio el número de parroquias era muy limitado, por no decir inexistente.

Nuestra Regla de Vida, redactada después del Concilio y aprobada en 1984, enumera los ámbitos de nuestra misión hoy, pero teniendo presente que se trata de una presencia específicamente eucarística.

1. Misión profética: profundizar en la comprensión teológica y práctica de la Eucaristía a partir de la tradición y del Magisterio, y trasmitirla a los demás.

2. Misión de compromiso social: una comunidad que celebra la Eucaristía está llamada a compartir la misión de Cristo que anuncia a los pobres la buena noticia del Evangelio y a los cautivos la libertad.

3. Misión de unidad: promover la unidad entre nosotros, en el corazón de la comunidad cristiana, entre todas las confesiones y entre todos los que buscan la unidad en el mundo.

4. Al servicio de la Palabra: tal y como Cristo explica la Escritura a los discípulos de Emaús, también nosotros tratamos de desarrollar este ministerio anunciando el Evangelio, en las catequesis y la predicación de retiros.

5. La liturgia: Trabajamos en el campo de la animación y de la formación litúrgica para que toda celebración pueda ser una experiencia de fe y fuente de compromiso.

6. Al servicio de las parroquias y de las comunidades: las parroquias animadas por nosotros serán de forma particular modeladas por la Eucaristía, fuente y centro de su vida.

7. Centros de retiros y oración: pueden encontrarse en los centros de la ciudad, que ofrecen espacios de acogida, oración, acompañamiento espiritual y reconciliación. Pero también de una renovadacatequesis.

8. Compartiendo nuestro ideal: continuando la inspiración del P. Eymard de incorporar a los laicos en nuestra misión se incluyen en este servicio diversas iniciativas surgidas en los países con presencia sacramentina: Instituto secular Servitium Christi y grupos de «laicos sacramentinos», que junto a los religiosos y religiosas forman la familia eymardiana.

9. Al servicio de los sacerdotes: «Nos ponemos a su servicio por la acogida, la animación y la formación, estimulados en ello por el ejemplo del Padre Eymard que decía: “dejaría todo por los sacerdotes”».

10. Prensa y medios de comunicación social: conscientes de la influencia de estos medios, los empleamos para que la Iglesia entera se convierta en un pan partido para un mundo nuevo. Una visión de la Eucaristía en vistas a la transformación del mundo.

En la Iglesia al servicio del mundo

Nuestros esfuerzos para una misión renovada deben concentrase endos aspectos:

1. La Iglesia ha recuperado la centralidad de la Eucaristía, pero sigue abierto el desafío sobre cómo transformar esa centralidad en una concreta experiencia de vida a nivel personal, familiar, parroquial, diocesano, social. He aquí un desafío importante de nuestra misión eucarística hoy: ofrecer pasos formativos y pedagógicos para que la participación en la Eucaristía –particularmente en el día del Señor– sea verdaderamente el corazón palpitante de la Iglesia y la fuerza modeladora de una sociedad justa y solidaria.

2. Junto a éste, otro desafío nos interpela hoy como Sacramentinos: cualificar y especializar nuestra misión. La Iglesia espera de nosotros una contribución original y específica en todo aquello que se refiere a la Eucaristía. Esto está estimulando a nuestros religiosos, en particular a aquellos de la parte más joven de la Congregación,a cualificarse a través de un recorrido formativo serio y exigente. Pero este desafío compromete también a cada comunidad a ser creativa y valiente, y expresar así la misión sacramentina en todasu riqueza.


de Padre Lino Emilio Díez, sss